Salud
ASMA y psicología


Por Lic. Carolina Hirchon

Curadla de eso: ¿No podéis dar medicina a un ánimo enfermo, arrancar da la memoria una tristeza
arraigada, borrar las turbaciones escritas en el cerebro, y, con algún dulce antídoto de olvido, despejas el pecho atascado con esa materia peligrosa que abruma el corazón?.

W. Shakespeare en MacBeth.

El asma, como resultado de una serie de factores corporales y anímicos, representa uno de los
fenómenos que ligan el respirar humano con la emoción. Las perturbaciones en el ritmo respiratorio, en innumerables circunstancias, están determinadas por algún hecho emocional o afectivo.

La aparición de ansiedad antes o durante la crisis asmática seria una manifestación de una
reacción anímica ante lo traumático que el ataque de asma conforma: el enfermo vivencia la futura crisis como una situación de intenso peligro, como un acontecimiento "calamitoso" que está por acontecer y, por lo tanto, se desencadena la respuesta de ansiedad.

Focalizando la particular relación entre los miembros de una familia con uno o varios hijos
asmáticos, encontramos que una de las características de personalidad del que padece asma es la inseguridad como rasgo del carácter en su niñez: ante el primer ataque de asma que tuvo el hijo, los padres se angustiaron y temieron perderlo. Pasaron varias noches sin dormir junto a la cuna o cama del niño temiendo lo peor, es decir, que no pueda o deje de respirar.

El hijo -como todo niño- aprende a ser persona a través de sus progenitores o tutores, de esa
herencia transmitida; entramado de emociones, sentimientos, conductas, etc.; compleja trama relacional entre los miembros familiares que en reiterados casos se traduce en una dependencia afectiva demasiado estrecha.

En el caso del asmático y sus parientes, dicha relación excesivamente dependiente, empeora con las limitaciones físicas del enfermo, las cuales derivan en parte de las indicaciones médicas: dietas alimentarias específicas, uso de medicación pertinente, cuidados en relación a cambios climáticos, etc. Ante ello, el problema radica en la exageración de estas medidas por parte de los padres, limitando al hijo más de lo necesario. El resultado es una actitud insegura ante la vida que suele generar en el niño fantasías de ser un ser "especial, "distinto", "frágil".

Un ejemplo de esto es el escolar asmático que falta a clases cuando llueve o hace frío. O el que no participa de juegos o deportes al aire libre.
Tratan de que el enfermo se aisle, en oposición a que se integre socialmente como otro niño más
que, además, padece de asma (como otros pueden manifestar otras enfermedades). Por lo tanto seria de vital importancia que los encargados de la crianza del niño revisen sus actitudes ante la enfermedad del hijo, permitiendo su integración al medio según las conveniencias infantiles: escolaridad regular, deportes y juegos en grupo, etc.

La sobreprotección exagerada no ayudaa crear "defensas" en un niño. Luego, en la madurez, la persona con asma tiende a la repetición del modelo de dependencia exagerada con su pareja u otras personas significativas, y a la limitación de ciertas actividades humanas en forma extrema.

 

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